Publicado el 11 de enero de 2021 - Actualité générale
Visitas del patrimonio de Tarn
Tarn no solo es un lugar para los amantes de la naturaleza y de la buena comida. También es un destino muy apreciado por los amantes del patrimonio, de los pueblos auténticos y de la Historia.
Aquí 4 lugares para descubrir nuestro patrimonio y nuestros pueblos.
Pasear por las callejuelas del viejo Castres y degustar la verdadera «nougatine» de Tarn
En el siglo XVII, Castres prosperó. Como testimonio de ello, los palacetes que se pueden apreciar hoy en día por las callejuelas del casco antiguo. El Museo Goya, con una gran reputación, le permitirá descubrir pinturas firmadas por grandes maestros españoles. ¿Qué más se puede pedir? ¡Una «nougatine» de Castres! Este paseo es sin duda delicioso.
Escuchar la leyenda de Adélaïde de Burlats, la condesa con los ojos de color violeta
En el edificio de Adélaïde (siglo XII), escuchará a las damas contar la leyenda de Adélaïde de Burlats, una condesa con los ojos de color violeta y cuya belleza encantó a los trovadores que invitaba a su corte. Aún bajo el encanto de una canción de amor, camine hasta el Monte Paradis donde se encuentra la cascada con este mismo nombre.
Recorrer las callejuelas de las ciudades medievales situadas en Castelnau de Montmiral y Puycelsi
El eco de los pasos resuena en las callejuelas tranquilas de Castelnau de Montmiral y Puycelsi. Este le conducirá a una iglesia en un camino de sirga, a una casa con entramado de madera y a una plaza decorada con arcos. Le transportará a los siglos XII y XIII. En esta época, los condes de Toulouse encontraron la oportunidad de construir estas ciudades en promontorios rocosos. Castelnau de Montmiral y Puycelsi conservan un aspecto por el que tienen el honor de pertenecer al prestigioso círculo de los pueblos más bonitos de Francia.
Pasar bajo la bóveda de Vauban aux Cammazes y recoger las castañas
En Les Cammazes, haga como la acequia de la Montaña Negra que alimenta el Canal du Midi, pase bajo la bóveda de Vauban, un túnel de 123 m de largo, teniendo cuidado de no caerse al agua ya que el paso es muy estrecho. Para terminar este bonito paseo, una parada obligatoria en el Salon de Vauban y disfrutar de su pastel de chocolate.
